Columna Mensajes
Mientras se encontraba en Bavispe, el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, hizo un comentario, respecto a la construcción de la carretera que va de esa población, a Nuevo Casas Grandes, en Chihuahua.
Dijo que en la década de los treinta, ya se había dado un primera intención de construcción, pero que todo se limitó, por parte de aquel gobierno estatal y federal, al arranque de un fondo con 500 viejos pesos de aquellos tiempos.
Luego, aderezando su comentario con un “hagan memoria”, refirió que en 1992, ese fondo de simbólicos 500 pesos, había desaparecido.
Finalizó esa reseña histórica, diciendo que el actual gobierno de Claudia Sheinbaum si fue capaz de retomar ese olvidado proyecto, resucitar ese “perdido” fondo, e inyectarle los suficientes nuevos pesos, para concluir esa carretera que nadie en el pasado quiso hacer.
Hasta ahí, todo claro.
Pero luego viene un tuit de mi amiga y compañera periodista, miembro junto conmigo de la mesa Charla Abierta, Solangel Ochoa, que incendia las redes, diciendo que el gobernador Durazo había dicho que el ex gobernador Manlio Fabio Beltrones había perdido ese fondo.
Luego, otra compañera periodista, Águeda Barojas, retoma el tuit de Solangel Ochoa, dice preguntarle sobre este al propio ex gobernador Beltrones, y en otro tuit que se suma a la trama, agrega que, según Beltrones, Durazo anda extraviado, que los viejos pesos son unos y los nuevos otros, que el fondo minero desapareció, y que la sangre de los Lebaron está sobre esa carretera.
Y levantando la mano, de forma por demás protagónica, el ex funcionario y por lo visto, anti-durazista, Francisco Acuña, hizo una trillada referencia tipo Sun Tzu, criticando no solo a Durazo Montaño, sino también a sus asesores.
Para colmo, los reconocidos periodistas Francisco Javier Ruiz Quirrin, y Soledad Durazo, convalidad el intercambio “tuitero” de Solangel Ochoa y Águeda Barojas, como un “epistolado”, según dijo Ruiz Quirrin, pero no le agregan un análisis profundo, ni siquiera un viso de mirar por encima del cerco, lo realmente dicho por Alfonso Durazo, y lo mal que le entendió Manlio Beltrones.
Mire usted: en la zona conurbada de Hermosillo existen una docena de accesos de terracería, y que pese a que los asentamientos humanos en esta zona suman 100 años o mas, parece que a nadie se le a ocurrido pavimentarlos.
Si usted habla con estos colonos, que todos los días tragan polvo aún sentados a la mesa en su cocina, le explicarán lo urgente e importante que sería para ellos que los recordarán, y que les pavimentarán y rehabilitarán esos accesos hoy de tierra.
A eso se refería el gobernador Durazo, a que desde 1933 los habitantes de la región de Bavispe esperaban a que alguien les construyera una carretera que los sacara de vivir en el polvo.
Y se refirió también a que luego de un primer plan y proyecto, el gobierno del estado, en 1992, se olvidó por completo de este, dejando a la deriva a los de Bavispe, desapareciendo el fondo que en realidad, era el proyecto de la construcción.
El dinero era lo de menos, pudieron ser pesos o centavos, pero la referencia del actual gobernador no fue al dinero, sino al proyecto desaparecido de forma más insensible que legal.
Me sorprende mucho que quienes quisieron armar “grilla” con el tema, no le hayan entendido del todo. Periodísticamente hicieron una parte correcta, la del debate y la polémica, la de informar tal cual una declaración oficial, pero les faltó la parte de interpretar lo declarado, y exponer las dos caras de la misma moneda.
Quien más me sorprende, es el exgobernador Beltrones, que se prestó a un recurso periodístico válido, aunque no asertivo, que busca más viralizar una publicación, que otra cosa. Explicar porque él no la construyó en su tiempo, hubiese sido mejor.
El gobernador Durazo dio una declaración documentada, que no le hayamos entendido, no es problema de él.
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